Este
blog no lo leen aquellos que su cerveza favorita es una Voll-Damm congelada en
jarra que ha pasado 3 años en el congelador.
Pero, si alguien se ha perdido, no hay más que decir que esta es vuestra birra.

Se ve
que ya han conseguido lo que querían, convertir a la cerveza en un producto
congelado, insípido y sin ninguna
turbiedad, todo a costa de reducir
precios y calidad y de paso satisfacer al maltratado paladar del cervecero
medio.
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