jueves, 3 de abril de 2014

La Cerveza a lo Largo de la Historia (Parte IV)


Se cree que hasta el siglo XV todas las cervezas eran de fermentación espontánea, esto significa que se alimentan de las levaduras del ambiente. Sin embargo, en el siglo XV, aun sin saberlo los cerveceros, esto empezó a cambiar. Los elaboradores empezaron a utilizar el sedimento de la cerveza anterior para fermentar la siguiente. Pero, aun así, el resultado no era del todo fiable, puesto que había muchísimas posibilidades de contaminación. También, ya desde finales de la Baja Edad Media, y obligatorio en Alemania desde 1516, se sustituía el Gruit por el Lúpulo. Y tras la creación de cerveceras laicas, ya los monjes no tenían el monopolio de la bebida. Todo esto fue la Edad Moderna para la cerveza.

Una de las razones del decreto de 1516 era mantener una calidad constante en la cerveza y evitar que se utilizasen hierbas alucinógenas y mortales. Además la Reinheitsgebot supuso la primera regulación de un alimento en la historia.

En la Edad Moderna, al igual que en la Edad Media, la gente bebía birra como si de agua se tratara, por supuesto aun no había Imperial ____ y ningún cervecero había empezado una guerra por la cerveza más alcohólica. Era tan importante esta bebida, que en Amberes en 1620 se bebían anualmente por habitante 400 litros de cerveza y el 60% de los impuestos provenían de ella.

Es irónico que en España, uno de los países donde más micros están naciendo, en la Edad Moderna no les gustase la cerveza, pues solo era bebida principalmente por los extranjeros ingleses, franceses, flamencos y alemanes. Es más, a mediados del siglo XVI López de Corella decía que el que hablase mal del vino tenía que beber cerveza por no ser digno de la bebida fermendada de frutas. ¡Qué malo esta el vino! (haber si hay suerte y me castigan con una pinta). Sin embargo, que a los españoles del siglo XVI no les gustase esta bebida no es de extrañar. A diferencia de los países del norte de Europa, en España hace calor, y sin frigoríficos la cerveza perdía muchas de sus cualidades y facilitaba la oxidación del lúpulo, otorgándola sabores extraños.

En el siglo XVIII se crearon por primera vez las Lagers, en Alemania. Unos monjes bávaros tuvieron la idea de fermentar el mosto en cuevas donde la temperatura era menor con restos de levadura que fermentaban en la parte baja. Esto supuso una cerveza fresca, amarga y con poca graduación alcohólica. Se le llamó Lager por que en alemán significa “guarda”, mientras que Ale significaba “cerveza”.

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