Se dice de esta bebida que era lo único
que consumía el dios Odin. Pues, en mi opinión, un dios que no bebe
cerveza no es un dios respetable. Esa es la razón por la que rindo
culto a la diosa egipcia Semjet, en principio ella era una
leona que se alimentaba de sangre, pero por confusión probó una
cerveza roja y se aficionó a ella dejando a un lado sus costumbres
más góticas. Bueno, a ella y a la birra en sí.
La hidromiel es la segunda
bebida fermentada de la historia, creo que no hace falta decir cual
es la primera. Se hace únicamente a base de miel, agua,
levadura (bien puede ser controlada como salvaje), y opcionalmente
especias y suele alcanzar entre 10º ABV y 15º ABV.
El primer registro escrito sobre esta
bebida data entre el 1700 a.C. Y el 1100 a.C de los versos de
Rig Vedá, sin embargo, se han encontrado restos arqueológicos en
cuernos en la actual Alemania hacia el 2100 a.C.. Durante la
Antigüedad, la Edad de Oro de esta bebida, fue bebida por la mayoría
de los pueblos de Europa Occidental, normandos, sajones, bretones,
vikingos, griegos, romanos y celtas. El nombre otorgado por los
griegos a esta bebida fue el de “melikraton” y los romanos
lo denominaban como “aqua mulsum”, sin embargo, este último no
era más que vino endulzado con miel. Se cree que era la bebida
favorita de Julio Cesar y que él mismo elaboraba.
En la cultura nórdica fue muy popular
esta bebida. Hay cantares al hidromiel y creían que cuando muriesen
y fuesen a la Valhalla, el paraíso según su religión, emanaría de
una cabra eternamente la mejor hidromiel de todo el mundo.
Los teutones, a la hora de tener hijos,
bebían hidromiel porque creían que el azúcar subía el Ph de su
cuerpo y que les otorgaba más posibilidades de tener hijos
varones. Por ese motivo era costumbre, después de la boda,
ingerir altas cantidades de esta bebida. De esta tradición proviene
el término “luna de miel”.
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