Se acabó el verano,
habrá que decir adiós a la piscina o playa, a salir a cervecear en pantalones
cortos, a los días de sol y a las Pils, Pale Ales, Saisons… (aunque alguna que
otra caerá).
Así que, por iniciativa del blog Lupuloadicto, los frikis cerveceros contamos nuestras batallitas
veraniegas relacionadas con este gran mundo. A esta escusa para cervecear
también en verano, se la conoce como Mi
Beerano Cervecero.
Parece que fue ayer, cuando leí en el ya mencionado blog,
que si queríamos podíamos narrar nuestras aventuras cerveceras. Sin embargo fue
antes del comienzo de verano. Los meses estivales fueron pasando, y yo despreocupado me fui olvidando de cada
día cervecero que dejaba atrás sin tomar fotos ni notas. Y así se plantó el 1 de Septiembre, y me acordé de esta
entrada.
Y entonces me pregunté, ¿sobre qué hablo ahora? Me acordé de
mi visita a Pamplona, y de cómo a
falta de no poder encontrar el Manneken, me tuve que conformar con un bar con
dos cervezas artesanales (según la camarera una Rubia y una Tostada) y con
buenos pintxos en la esquina de la Estafeta. Pero como esto no da mucho que
hablar, he decidido escribir sobre la
cerveza que más me ha gustado en estos tres meses. La entrada se está alargando,
así que lo dejaremos para mañana. Venga, ¡Hasta el otoño que viene!
Muchas gracias por vuestro aporte para Mi Beerano, compañeros! O es compañero en singular? Da lo mismo... xD. Gracias y a ver si el próximo lunes puedo tener listo el resumen!! Saludo!!
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